Es hora de poner la economía al servicio de las personas y no como se viene haciendo hasta ahora, justo al revés.
Desde la invención de las primeras monedas hasta la economía digital actual (empezando a estar apoyada por Inteligencia Artificial) la humanidad ha recorrido un gran trecho, lo cual no deja de responder a una ley natural que explica muy bien Sri Aurobindo en las primeras líneas de su Síntesis del Yoga:
Vida y Yoga
Hay dos necesidades de las obras de la Naturaleza que parecen intervenir siempre en las formas más importantes de la actividad humana, ya pertenezcan a nuestros campos comunes de movimiento o busquen aquellas esferas y logros excepcionales que se nos presentan como elevados y divinos. Toda forma de la actividad humana tiende hacia una complejidad y totalidad armónicas que nuevamente se dividen en diversos canales de esfuerzo y tendencia especiales, solo para unirse una vez más en una síntesis mayor y más vigorosa. Renacer perpetuamente es la condición de una inmortalidad material. Estamos en una época plena de angustias de parto,en la que todas las formas de pensamiento y actividad que tienen en sí mismas cualquier fuerte poder utilitario o cualquier secreta virtud de persistencia están sujetas a una prueba suprema, dándoseles la oportunidad de renacer. El mundo presenta hoy en día el aspecto de un enorme caldero de Medea al que se echan todas las cosas, desmenuzadas, experimentadas, combinadas y recombinadas, ya sea para perecer y proveer el disperso material de nuevas formas o para emerger rejuvenecidas y cambiadas para un nuevo plazo existencial. Sri Aurobindo, Síntesis del Yoga I, Introducción |
No vamos a discutir aquí la utilidad y necesidad de un sistema monetario en sí mismo, sino su utilización. Continuando con el hilo del texto de Sri Aurobindo: ¿Es posible que el actual contexto de crisis en cascada pueda estar significando que la economía ya no esté adaptada a los tiempos actuales y deba "echarse al caldero de Medea"? Para responder a esta pregunta tendremos que hacer un análisis de varios puntos respecto al tema.
- El primero: ¿Hay economía suficiente para el planeta? La respuesta parece de fácil respuesta, pues a simple vista la humanidad en su conjunto jamás había tenido a su disposición tal inmensa cantidad de recursos económicos. Harina de otro costal sería determinar si esa enormidad podría ser estable ante situaciones imprevistas o se ´volatilizaría parcialmente como se ha visto en crisis precedentes no muy lejanas en el tiempo. Otros elementos desestabilizantes podrían ser el abandono del patrón oro, la emisión de moneda sin control por algunos países, la ambición desmedida, el dinero ficticio creado por los intereses de los préstamos, las deudas de los países, etc, etc...
- Segundo punto: Si hay recursos suficientes ¿qué está fallando para que todavía existan países de primera y segunda clase, o peores?. Una posible respuesta sería la injusta distribución de la riqueza, la mayoría en manos de un 1% mundial (o menos), las llamadas élites. Hay muchísimos estudios oficiales al respecto, no ahondaremos más.
- Tercer punto: Dando por hecho que algo está fallando ¿se pueden tomar medidas al respecto?. Aquí está el quid de la cuestión. Si fuera posible entonces no sería necesario arrojar la economía "al caldero", sólo parchear los fallos, pero en caso contrario debería arrojarse para que surgiera un nuevo paradigma económico más justo y verdadero.
Ya tenemos, pues, una respuesta: ha fracasado la ética de las finanzas. Existen numerosos grupos interesados en su control sin importar las consecuencias. Está ganando la ambición sobre el uso justo y verdadero del poder económico, y aquí es donde hay que intervenir. Hay abundancia suficiente en el mundo para un reparto más equitativo entre sus moradores, evitando grandes puntos de acumulación. La Tierra y sus recursos deberían pertenecer a la humanidad en su conjunto expresándose mediante un sistema más justo de distribución de la riqueza. La cuestión es cómo. ¿Podrán las palabras de Sri Aurobindo en su libro "La Madre" inspirarnos en esta búsqueda?:
IV
El dinero es el signo visible de una fuerza universal, y esta fuerza, en su manifestación terrena, opera en los planos vital y físico y es indispensable para la plena satisfacción en la vida exterior. En sus orígenes y en su verdadera acción pertenece al Divino. Pero como otros poderes del Divino se halla aquí delegada y, a causa de la ignorancia de la Naturaleza inferior, puede ser usurpada por el ego y usada para su satisfacción o pervertida por influencias Asúricas y obligada a servir a sus propósitos. Ésta es, ciertamente, una de las tres fuerzas -poder, riqueza, sexo- que ejercen mayor atracción sobre el ego humano y el Asura, y son generalmente mal comprendidas y mal usadas por aquellos a quienes pertenecen. Los que buscan y acaparan la riqueza son a menudo más poseídos que poseedores; pocos se libran de cierta influencia perturbadora sembrada en esa fuerza por su larga relación con el Asura y la perversión ejercida por él. Por esta razón, la mayor parte de las disciplinas espirituales insisten en un completo autocontrol, desapego y renuncia a toda atadura a la riqueza y a todo deseo personal y egoísta de posesión. Algunas, incluso, prohiben el dinero y la riqueza y proclaman la pobreza y simplicidad de vida como única condición espiritual. Pero esto es un error que deja el poder en manos de las fuerzas hostiles. Reconquistarlo para el Divino, a quien pertenece, y usarlo divinamente para la vida divina es la vía supramental del Sadhaka. No debes ni rechazar ascéticamente el poder del dinero, los medios que ofrece y los objetos que aporta, ni complacerte en un apego rajásico a ellos o abandonarte a una autoindulgencia que te esclavice a las gratificaciones propias de todo ello. Contempla la riqueza simplemente como un poder que debe ser reconquistado para la Madre y puesto a su servicio. Toda riqueza pertenece al Divino y aquellos que la detentan son los designados para su custodia, no sus poseedores. Está con ellos hoy, mañana puede estar en cualquier otra parte. Todo depende del modo en que respondan a la confianza depositada en ellos, con qué espíritu, con qué consciencia hagan uso de la riqueza, para qué propósito. Respecto al uso personal del dinero, contempla todo lo que tienes o ganas o alcanzas como si fuera de la Madre. No pidas, sino acepta lo que recibas de ella y úsalo en base a los propósitos para los cuales se te ha dado. Sé enteramente desprendido, enteramente escrupuloso, preciso, meticuloso, un buen custodio; considera siempre que es su posesión y no la tuya la que estás manejando. Por otra parte, lo que recibes para ella, ponlo religiosamente ante ella; no lo uses para tu propio propósito ni el de cualquier otro. No midas a los hombres por sus riquezas ni te dejes impresionar por la apariencia, el poder o la influencia. Cuando pidas a la Madre, debes sentir que es ella quien pide a través de ti un poco de lo que le pertenece, y el hombre desde el que tú pides será juzgado por su respuesta. Si estás libre de la obsesión por el dinero y de todo reparo de carácter ascético hacia él, gozarás de un gran poder para canalizar el dinero hacia la obra divina. Ecuanimidad mental, ausencia de anhelos y la completa dedicación de todo aquello que posees y recibes y de todo tu poder de adquisición a la Divina Shakti y su obra son los signos de esta libertad. Cualquier inquietud en la mente con respecto al dinero y su uso, cualquier reclamación, cualquier queja, es índice seguro de alguna imperfección o atadura. El Sadhaka ideal de este tipo es aquel que si fuese requerido a vivir pobremente, podría vivir así y ningún tipo de necesidad le afectaría o interferiría en el pleno juego interior de la consciencia divina; y si fuese requerido a vivir en la riqueza, podría vivir así y nunca, ni por un momento, caería en el deseo o apego a su riqueza o a las cosas que usa, no caería tampoco en servidumbre alguna o autoindulgencia, ni siquiera en una débil atadura a los hábitos que la posesión de las riquezas genera. La divina Voluntad y el divino Ananda son todo para él. Sri Aurobindo, La Madre |